Mi herida más profunda, el abismo que me separa de ti. Un abismo que construi día a día, mes a mes, año tras año y que ahora me cuesta tanto traspasar. Para mi, este salto hacia el otro universo que eres tu es algo inmenso y se que al hacerlo dejaré algo de mi en él y el miedo a esta pérdida me asusta y me frena.
¿Me puedes decir si existe una manera de saltar al abismo y no morir?
Cojo carrerilla y me dispongo para el salto y me aproximo, veo el abismo acercándose a mi, mi corazón se desboca ante la cercanía de lo inminente, ¡quiero saltar! ¡voy a saltar!
Una vez más freno al borde, ¡ no puedo! Agotada, frustrada, detenida en lo que me parece imposible. Miro a mi lado y mi viejo amigo Miedo esta ahí mirándome, ¿es tristeza lo que veo en sus ojos? ¿es alivio ante la seguridad de lo ya conocido? No importa para mi es lo de siempre...un profundo suspiro, unos pasos atrás, darle la espalda y pretender que todo está bien así.
Pasa el tiempo y voy tendiendo puentes y traspasando ríos, abriendo puertas y flanqueando umbrales, construyo barcos y me adentro en el mar hacia tierras desconocidas, encuentro caminos habitados y compañeras de viaje.
Un día decido volver al abismo, no hay intención de saltar, es tan sólo una visita para recordar viejos tiempos, para visitar a mi viejo amigo Miedo.
Llego, no lo veo. Me acerco al abismo, nada ha cambiado, la misma distancia, el mismo vacío. Me acerco más, un poco mas, estoy en el borde. Cierro los ojos, respiro, siento el aire en mi piel, los pies en la tierra. Doy un paso, no grande, tampoco chico, solo un paso y otro, y otro...y me pierdo, y me encuentro y el abismo desaparece, lo absorbo en mi y me hago parte de él. A mi viene cada puente cruzado, cada puerta atravesada, cada mar cruzado, todos están ahí y en ellos me sostengo, y en el vacío que ahora está lleno, lleno de Nosotr@s.