En el baile la linea curva es imprescindible, la danza y el círculo son uno. Enso, en el budismo zen, es un símbolo que marca un momento donde la mente es libre para que el cuerpo y el espíritu se dispongan a crear. Casi todos los veranos tengo la suerte de ir un mes a Nuevo México al Campamento Sufí donde Adnan Sarhan imparte sus retiros estivales. Recuerdo los primeros años
que iba y los recuerdo con un gran cariño por muchos motivos, pero una de los principales motivos era que no tenía nada, tan solo un colchón, el neceser, algo de ropa para el trabajo y nada más. En aquella época no existían los móviles y si queríamos hablar con el mundo exterior hacíamos unas graciosas y divertidas colas en el “cuarto del teléfono” donde además de hablar con los seres queridos que habíamos dejado en casa hablábamos con otros que con el tiempo se han convertido también en muy queridos. La magia del vacío ocurría así y con tanto espacio dentro y fuera, mi mente, mi cuerpo y mi espíritu se liberaban de todo lo superfluo y me sentía ligera, la creatividad ocurría a cada minuto y hasta la tarea más simple estaba llena de inspiración. Esto me hace muy consciente del valor de este símbolo que es el Enso. Hoy todavía voy cada verano y ya he acumulado pequeños tesoros que hacen mi vida más cómoda, tengo tres sacos de dormir, almohada e incluso bonitas telas para decorar mi espacio y aunque no ocupan mucho cada una de ellas si que resta un poco de Vacío. Años después llego a Open Floor International, una práctica de danza consciente y me siento parte de ello, pertenezco. Pertenecer me da la seguridad de que no estoy sola y se que somos muchos luchando bajo el mismo estandarte y la imagen de este estandarte es precisamente el símbolo que se identifica con este vacío tan maravilloso, donde liberamos nuestras mentes para permitir que el cuerpo y el espíritu hablen con su lenguaje propio. Me maravilla como cada danza es nueva y fresca, como sin que la mente intervenga más allá de la observación atenta e imparcial, mi cuerpo y el cuerpo de mis compañeros comienzan a dibujar Enso, maravillosos círculos llenos de Vacío expresando con el cuerpo lo que el espíritu quiera dictar.
